viernes, 12 de diciembre de 2014

El alma musical de Thomas Mann

«La música siempre ha ejercido un influjo notable sobre el estilo de mi obra. [...] Desde siempre, la novela ha sido para mí una sinfonía, una obra de contrapunto, un entramado de temas en el que las ideas desempeñan el papel de motivos musicales». Esta frase pertenece al escritor y premio Nobel de Literatura, Thomas Mann, que entregó su vida al arte de la escritura, pero en el que siempre estuvo muy presente su otra gran pasión: la música.

La Fundación Juan March, dentro de su apartado «El universo musical de...», dedicado a desvelar los vínculos musicales de grandes artistas e intelectuales, como Alejo Carpentier o Paul Klee, se ocupa a partir de la próxima semana del universo musical de uno de los nombres más importantes de la literatura contemporánea. «Nos centramos en figuras de la pintura, de la literatura, de la creación en general que no eran compositores profesionales», explica Miguel Ángel Marín, responsable de la programación musical en la fundación.

La elección de Thomas Mann, autor de clásicos, como «La montaña mágica» o «Los Buddenbrook», se debe también a las sinergías entre las instituciones madrileñas. En este caso con el Teatro Real, donde está previsto que se estrene el próximo 4 de diciembre una nueva producción de la adaptación operistica de su obra «Muerte en Venecia». «Intentamos organizar un formato de conciertos que sirvan de contrapunto a la programación del Real. El año pasado ya lo hicimos con motivo de “Los cuentos de Hoffmann”, con un ciclo sobre el Hoffmann compositor y el Hoffmann el crítico. Y este año nos parecía oportuno con la ópera de Britten».

Aunque muchos vinculen la obra literaria de Mann rápidamente con Gustav Mahler, en particular con su Adagietto de la «Quinta sinfonía», que tomó prestado Luchino Visconti en 1971 para su traducción a la gran pantalla de «Muerte en Venecia», música que se ha convertido en un icono, muchos fueron los intérpretes y compositores con los que Mann mantuvo una estrecha relación a lo largo de su vida, bien en Alemania, Suiza o Estados Unidos. Es el caso de Stravinsky, Schoenberg, Hindemith, Bartók, Korngold o Krenek. Algo más tensas fueron las que el escritor, casado con Katia Pringsheim, hija de una importante familia de intelectuales y artistas de origen judío, mantuvo con Richard Strauss, por la ambigua postura de este hacia el nazismo, o el director de orquesta Wilhelm Furtwängler, acusado de colaboracionista.

«La dimensión musical en la obra de Mann es potentísima -afirma Marín-, algo que el propio escritor explicó. La concepción de algunas de su novelas responde a una sonata o a una sinfonía. No solo era un gran aficionado, y la música aparecía de forma explícita como parte de los personajes, de la historia o como tema musical fundamental como sucede en “Doktor Faustus”, sino que además la forma de concebir la narración se parecía mucho a algunas formas musicales».

 Así, en «Doktor Faustus» se puede apreciar una fuga con sus dos temas, su divertimento y su remate; «La montaña mágica» y «Tonio Kröger» presentan una estructura sinfónica, mientras que «Muerte en Venecia» se entendería como una rapsodia, y «Alteza Real» como una opereta vienesa -nos ilustra en las notas al programa el escritor Blas Matamoro-. Mientras que en su serie novelesca «José y sus hermanos» el escritor parece seguir el formato de una tetralogía como la de Wagner, compositor hacia el que Mann profesó su mayor admiración -le llamaba su «dios nórdico»-, y que se inició cuando vió, con solo 14 años, «Lohengrin». Prueba de ella es también su novela «Tristán», título en clara referencia a la ópera wagneriana, «que Mann se conocía prácticamente de memoria», indica Marín.

No se puede decir a ciencia cierta que la música fuera una vocación frustrada para Mann, pero sí que alimentó su vida y su obra con intensidad, hasta el punto que se definió como «a medias músico», y calificó su escritura como «un musicar literario». Esta pasión se extendió también a sus descendientes. Padre de seis hijos, todos ellos tuvieron relación con la música, bien a través de la interpretación, la composición o la escritura.

«El universo musical de Thomas Mann» arrancará el miércoles y comprende tres conciertos. Tres citas «en las que no solo sonarán músicas íntimamente relacionadas con distintos aspectos del mundo creativo del escritor, sino que hemos dado un paso más y hemos jugado con el formato convencional del concierto añadiendo lecturas dramatizadas (con la participación de los actoresJosé Luis Gómez, José María Pou y Tristán Ulloa) de pasajes de distintos escritos de Mann, que ponemos en diálogo con las obras que van a sonar luego». Completan este retrato del escritor dos conferencias impartidas por la traductora y ensayista Rosa Sala Rose.

                        

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